Can Querol, una masía-castillo

Acoge la Fundación Valldejulí y es un ejemplo de estilo tardo-barroco de las construcciones rurales del siglo XVIII en Horta

Se trata de un edificio originariamente aislado que en la actualidad se adosa a construcciones anexas en medio de un jardín, en la esquina del Paseo de Maragall con la calle de Petrarca.

Comprende planta baja, dos plantas y buhardilla bajo un tejado de cuatro vertientes. Dispone de un acceso principal orientado al jardín, al que se llega desde la calle de Petrarca. A través de este portal se accede a una amplia zona de vestíbulo que contiene la escalera hacia la planta primera.

Las fachadas están íntegramente revestidas con esgrafiados de morteros bicolores. La oriental y la principal contienen tres ejes verticales de aberturas, mientras que las fachadas septentrional y meridional presentan cuatro. Sin embargo, las cuatro fachadas muestran rasgos financiables similares y comparten unas características principales que las unifican estilísticamente: Las aberturas, de grandes dimensiones, se presentan siempre alineadas en ejes verticales y enmarcadas con montantes y dinteles en forma de arco esparcido de piedra. Las fachadas oriental y occidental presentan balcones con vuelo hecho de perfiles metálicos y solera cerámica con barandillas de barrotes helicoidales rebolantados. Las ventanas de la buhardilla presentan forma de ojo-de-toro elíptico, muy característicos de la arquitectura tardobarroca barcelonesa. Una moldura pétrea recorre la línea de forjado de cada uno de los pisos, a la altura de las losas de los balcones. Mientras las fachadas de planta baja están estucadas con un falso sillero, el resto de niveles se presentan íntegramente revestidos con notables esgrafiados de inspiración rocalla a base de guirnaldas y jarrones florales.

En cuanto a la distribución de interiores, en la planta baja está el vestíbulo principal, un espacio cúbico de grandes dimensiones que presenta, tras un arco de medio punto de piedra, la escalera hacia los pisos superiores. En este piso también se localiza la capilla y las antiguas estancias de recepción. En la primera planta se conserva el gran salón central, destinado en origen a las
fiestas de sociedad, y las habitaciones principales.

En el siglo xvii, Can Querol (o Carol) era un pequeño caserío propiedad de Bernat Saladrigas, miembro de una de las principales familias del antiguo municipio de Sant Joan d’Horta. Aunque en origen dominaba una extensa finca, a lo largo del siglo xviii se vendieron la mayor parte de tierras, a excepción de las que rodeaban el caserío, y a mediados de siglo fue adquirido por Doña María Gener, un rico comerciante barcelonés que, entre 1773 y 1775 hizo construir el edificio actual para establecer su residencia de recreo.

Hacia 1860, la finca fue adquirida por el Rafael Valldejuli, de una ilustre familia de corredores de bolsa y, él mismo, mercader y fabricante. Antes de la Guerra Civil la casa ya estaba muy deteriorada y, en 1936, fue confiscada por la FAI, que hizo su cuartel general. Recuperada por la familia, en el año 1950 las hermanas Elena y Dolors Valldejuli y Llopis crearon la Fundación Valldejuli, una residencia de matrimonios ancianos necesitados regida por las Religiosas Hospitalarias de la Santa Cruz, que aún hoy en día se asoma al antiguo caserío. Los estatutos fueron aprobados por el arzobispo de Barcelona Gregori Modrego i Casaus el 4 de octubre de 1954, y poco después, se construyeron los edificios anexos, paralelos al Paseo de Maragall.

Actualmente continúa en funcionamiento, dando un  hogar y una vida digna para los ancianos que habitan en ella.